Usermaatra Meryamun, más conocido como Ramsés III (1184 – 1153 a.C.), fue el segundo y más importante rey de la Dinastía XX (1186 – 1069 a.C.). Las particularidades de su extenso reinado, la trascendencia de sus victorias militares contra los llamados “Pueblos del Mar”, y el magnífico estado de conservación de su templo funerario en Medinet Habu (Tebas Occidental) lo convirtieron en uno de los faraones más importantes de todo el periodo del Reino Nuevo egipcio (aprox., 1550 – 1069 a.C.).

Ramsés III gastó mucho tiempo y energía en sus proyectos constructivos. No en vano, aspiraba a la grandeza lograda por uno de sus predecesores más relevantes, Ramsés II −autor del Ramesseum, el templo de Osiris en Abydos, los templos de Abu Simbel, la ciudad de Pi-Ramsés, las ampliaciones de los templos de Amón en Luxor y Karnak…−, que había muerto hacía menos de treinta años. Precisamente en Karnak, concretamente en un lateral del patio que separa el primer pilono del segundo, se encuentra un templo de Ramsés III. Este centro de culto consistía en varios santuarios contiguos con capillas para las imágenes de la sagrada familia de Karnak: los dioses Amón, Mut y Khonsu. De esta manera, los dioses podían entrar ahí durante las procesiones para descansar y responder a la devoción mostrada hacia ellos.

No obstante, si hay una construcción por la que Ramsés III ha pasado a la historia es su templo funerario ubicado en Medinet Habu, que destaca por su excelente estado de conservación y por contar con uno de los mayores pilonos de toda la arquitectura egipcia. Construido en sus primeros años de reinado, la elección de su emplazamiento no fue al azar. Ramsés III quiso construir su “Casa de la Eternidad” en el lugar en el que, según la mitología egipcia, el dios Amón había aparecido por primera vez.

Además, su edificación estuvo determinada por la existencia previa de un santuario dedicado a un dios de la creación con forma de serpiente. Como particularidad, delante del templo se erigió un migdol, una torre fortificada de varias plantas de altura que servía de acceso a todo el conjunto arquitectónico.

Artículo: Heródoto de Halicarnaso

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