El ejército egipcio

El ejército egipcio demostró siempre ser una gran fuerza militar, además de tener una capacidad extraordinaria para hacer frente a los constantes enfrentamientos de los demás pueblos de la zona mediterránea y del Oriente Próximo.

Eran combates muy sangrientos y muy agresivos, que causaban numerosos heridos en el campo de batalla y devastaban los campos agrícolas y ciudades, con importantes afectaciones sobre su economía y vida cotidiana.

Los daños ocasionados por la guerra eran terribles para ambos bandos, sin embargo, el «contacto bélico» con otras civilizaciones y reinos extranjeros se reveló como una óptima manera de adquirir las técnicas bélicas del enemigo, como va a ocurrir, por ejemplo, con la incorporación egipcia del carro de combate de los Hicsos.

Durante casi tres mil años, asistimos a un desarrollo increíble de la cultura bélica y armamentística de las gentes del Nilo, desde las modestas varas, hachas de sílex o bastones de madera hasta la introducción del arco y el uso de armas más complejas, como el khopesh (jepesh en jeroglífico), la espada larga y las jabalinas (McDermott, 2004).

Pero antes de hablar de sus notables logros militares hay que tener en cuenta una interesante cantidad de factores imprescindibles, que los facilitaron e impulsaron, y que transformaron desde raíz la civilización egipcia.

Durante algún tiempo la tierra de Kemet se encontró un poco aislada, alejada de otras civilizaciones, situación posible gracias a su interesante «insularidad».

Sus fronteras estaban muy bien salvaguardadas y definidas por los relieves, mares y desiertos, que le ofrecían cierta seguridad. Con tales circunstancias no había peligro de invasiones de pueblos extranjeros, lo que proporcionaba al país del Nilo todas las variables necesarias para definirse como un universo único, exclusivo y autosuficiente (Malheiro, 2006).

En un momento dado de la historia egipcia, los pueblos nómadas que habitaban las zonas limítrofes del territorio se vieron obligados a abandonar su estilo de vida esencialmente basado en la caza y recolección, y gradualmente comenzaron a establecerse alrededor del Nilo. El valle del Nilo, era un territorio lleno de vida y con una fauna muy variada (McDermott, 2004).

Este cambio acabó gradualmente por hacer también que las poblaciones adoptasen una nueva manera de sustento, la agricultura, que empezó a formar parte de la vida cotidiana de los egipcios. Posteriormente se domesticaran animales y comenzaron los intercambios comerciales. La cooperación entre los pueblos se hizo necesaria, y se establecieron nuevas formas de socialización entre grupos distintos.

Artículo: Claúdia Barros

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