Aproximarnos a los escarabeos en la Península Ibérica implica abordar la arqueología protohistórica: Estas piezas u otros materiales semejantes de factura egipcia, pseudoegipcia o egiptizante, requieren del trabajo minucioso de aspectos como procedencia, contextualización arqueológica, lectura iconografía (imagen y símbolos) y valoración de los hallazgos como fuente difusora de nuevos conceptos foráneos.

Este análisis arqueológico sobre los escarabeos peninsulares se compone por un total de 118 ejemplares, que han sido estudiados en sus contextos permitiendo lecturas interpretativas de los datos. Los escarabeos proceden de 30 yacimientos distintos de toda la Península Ibérica, habiéndose seleccionado únicamente aquellos que cuentan con una documentación arqueológica adecuada para el estudio. La ubicación de estos puntos arqueológicos viene establecida en un mapa que ilustra la difusión de los escarabeos facilitando la visualización de su dispersión.

Debemos comenzar a desarrollar nuestro análisis por la designación nominal y clasificación para las piezas halladas. Esta se establece en dos tipologías distintas: escarabeo y escaraboide. La designación de escarabeo es la otorgada por arqueólogos a piezas que genéricamente han sido interpretadas como pequeños amuletos con forma de escarabajo y que con frecuencia llevan motivos iconográficos e inscripciones en su reverso (Canales Mesa, P., 2013: 22). Como escaraboides son designadas aquellas que carecen de detalles anatómicos propios del insecto en el anverso de la pieza (Conde Escribano, M. et al, 2005:82), entre sus tipologías podemos encontrar ánades, erizos, cabezas negroides, etc (Canales Mesa, P., 2013: 22).

La clasificación a su vez se lleva a cabo en tres categorías (egipcias, pseudoegipcias y egiptizantes) dependiendo de las características que la definan.

Artículo: Álvaro Luque Lomas